De la transformación tecnológica al pensamiento digital

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Por Ricardo Martínez, Socio de Exertus Consulting Group

Mail: ricardo.martinez@exertus.mx

Cuando hablamos de transformación, es imposible no pensar en KODAK, y no como un caso de éxito, sino todo lo contrario. El caso de la emblemática empresa de artículos fotográficos es peculiar porque, en 1975, inventó la primera cámara digital del mundo, pero el temor a que desplazara lo que en ese momento era un negocio muy redituable, terminó por ser, quizá, el mayor error de su historia. El resto ya lo sabemos: su negocio vino en picada, se declaró en bancarrota y desde hace unos ocho años está intentando resurgir.

Debería ser uno de los mayores casos de estudio porque, hoy en día, después de que hemos navegado un tiempo en las aguas de revolución de los datos, sigo escuchando a muchos ejecutivos con enfoques de hace 10 años, sin poner el tema de transformación digital como prioridad. Cuando les cuestiono por qué no lo consideran así, argumentan que en su industria no aplica y que va a tardar años en ser vital para su negocio. 

Pensar así es firmar la sentencia de muerte de tu empresa; quizá no ahora, pero sucederá paulatinamente. No se trata solo de implementar tecnología, sino, sobre todo, de cambios en los procesos y en la forma de pensar y actuar de la gente. Por lo mismo, no es una transición sencilla; sin embargo, me gustaría enlistar algunos consejos que podrán ayudar significativamente al éxito de estas iniciativas: 

La dirección del negocio alineada y convencida al 100%

El primer paso de la transformación digital es el más difícil de todos: lograr un convencimiento genuino desde la dirección general y el dueño. Es realmente entender que no se tiene otro camino o tu negocio perderá ventajas competitivas, quizá no de forma abrupta, pero irá sucediendo.

Un pequeño ejemplo de esto es la forma en que solíamos llevar las juntas de presentación de resultados que daban pie a la toma de decisiones. Prácticamente se basaban en una presentación bonita de power point (PPT), donde el consejo revisaba la información y en función de la misma autorizaba las iniciativas y proyectos. Esto ha cambiado drásticamente. Si bien siguen existiendo esas presentaciones, hoy las decisiones se toman con base en información en tiempo real que el equipo consulta directamente de la fuente, en cualquier momento y desde algún dispositivo móvil o en algún sistema de inteligencia de negocio (BI). 

Por ello, necesitamos un convencimiento genuino por parte del líder. “El mayor obstáculo para cualquier transformación es, literalmente, la forma en que siempre hemos hecho las cosas”, señala Barbara Humpton, CEO de Siemens USA, en un artículo que publica Harvard Business Review. 

El caso de Siemens es, precisamente, muy interesante. Esta empresa modificó su enfoque: pasó de centrarse en maximizar el valor para los accionistas a generar valor y servir a la sociedad, para lo cual adoptó tecnologías emergentes como el IoT y la inteligencia artificial. Desde 2012, cuando inició esta transformación, ha tenido una tasa media de crecimiento anual (CAGR, en inglés) de 8% y su iniciativa de fábrica digital ya genera 26% de sus ingresos totales.

Los ejemplos son clave para convencer a un alto directivo. Aquí tienes otro: Netflix no solo cambió para siempre la industria del entretenimiento con su modelo de contenido bajo demanda; cuando vio amenazado su nicho incursionó en la producción de contenido propio, aprovechando la eficacia de las tecnologías digitales para servir a sus consumidores de una forma más personalizada. ¿El resultado? Una CAGR de 59% desde entonces. Claro, ahora lo interesante será ver la respuesta de la empresa ante la pérdida de suscriptores que ha experimentado.

El mensaje de esto es que, sin importar la industria, puedes encontrar y mostrar modelos a seguir de empresas que están transformándose con éxito, amenazando el status quo y, en la mayoría de los casos, rompiendo paradigmas.

La conformación del equipo

Una iniciativa de transformación digital suele enfrentar dos problemas muy sencillos, el primero es el desconocimiento de cómo arrancar y el segundo la problemática de entender que cuando hablamos de “digital”, no solo nos referimos a implementar tecnología, sino a pensar digitalmente. Lo cual es un concepto totalmente disruptivo.

Desde mi experiencia puedo decir que las compañías que lo están consiguiendo con éxito son aquellas que supieron conformar un equipo directivo que combina juventud –ejecutivos que entienden las nuevas tecnologías y su impacto en el negocio, pero con un liderazgo en formación– con directivos experimentados –que saben gestionar todo el proceso de transformación, pero que tienen un sesgo respecto a las tecnologías emergentes–.

La ecuación para una transformación digital exitosa implica conjugar las habilidades y competencias de ambos bandos.

Muchas empresas tienen ejecutivos experimentados que dieron resultados los últimos 25 años, pero que ahora enfrentan cierta resistencia al cambio. Es normal, pero debes emprender las iniciativas para cambiar ese mindset y hacerlos que adopten iniciativas digitales. 

Sugiero designar un sponsor para las iniciativas de transformación digital que ayude a empujar los proyectos y logre el convencimiento de todo el equipo directivo. Es un tema de evangelización y cambio de la cultura organizacional y se van a necesitar muchos promotores. 

La transformación digital es un juguete de varias piezas y etapas 

He visto compañías 100% alineadas y con el deseo genuino de lograr una transformación digital, pero que fracasan porque quieren hacerlo de la noche a la mañana. Algunas compañías creen que son digitales solo porque adquirieron algunas herramientas tecnológicas. No se dan cuenta que el uso de éstas no llega ni al 20% y que solo están incrementando el gasto de su negocio. 

¿Por qué? Repite conmigo: no debo implementar tecnología por moda. A esto me refiero: un fabricante de artículos para oficina me dijo que quería implementar “alguna de esas tecnologías, como realidad virtual o IoT para ver qué ofrecían”. Error que conduce al fracaso de un proyecto.

La forma correcta es abordar el problema y, entonces, pensar en la solución con ayuda de la tecnología. Y, luego, no te quieras comer el pastel de un bocado. Construye proyectos piloto que sumen capacidades digitales y expertise a mediano y largo plazo. Es algo similar a la construcción de un juguete tipo Lego, cuya suma de partes va ayudando a la creación de un todo.

Algo clave: antes de digitalizar debes asegurarte de que tus procesos no tienen vicios o errores porque, entonces, corres el riesgo de automatizar las malas prácticas y generar información errónea que termina en malas decisiones.

No puedes esperar buenos resultados de alguna herramienta tecnológica si no tienes organizada y ordenada tu base de datos, si los procesos en donde se genera la información están desalineados. Debes simplificar procesos para alimentar la información de la base de datos, para después verlo en una herramienta de inteligencia de negocios (BI) y así ir construyendo la solución paso a paso. 

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Seguimiento y persecución de resultados

La clave para que los proyectos no terminen como elefantes blancos es darles seguimiento constante –en este punto vuelve a cobrar relevancia la figura del sponsor–, si algo falla, no debes quitar el dedo del renglón hasta que se corrija el dato o, en todo caso, la mala práctica. Es un tema de supervisión y disciplina operativa, pues recuerda que la transformación digital lidia con mucha resistencia al cambio y al inicio puede ser algo tortuoso.

¿Y luego? Debes presionar para llegar al número. Si tus proyectos de transformación digital no dan resultados, quizá estás eligiendo los incorrectos. Mide constantemente tus principales indicadores de negocio –ventas, gastos, rotación de activos, utilidades– y correlaciona esa información con el impacto de tus iniciativas de transformación digital.

La idea, al final, no solo es que tu negocio se transforme, sino que generes valor para tus colaboradores y veas resultados de negocio. ¿O de qué estamos hablando?

Este artículo se publicó originalmente en Mexico Industry

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